La seguridad que nadie quiere decir: municipios rebasados y jóvenes abandonados

De “ninis” a sicarios: la tragedia que el Estado dejó crecer por décadas

No es una opinión cómoda.

No es políticamente correcta.

Pero es una verdad que se vive todos los días en el país.

El problema central de la seguridad en México no es únicamente el crimen organizado.

Es la discontinuidad, fragilidad e inexperiencia del poder municipal.

El eslabón más débil: los municipios

En México existen cerca de 2 mil 500 presidentes municipales.

La mayoría llega al cargo sin la menor preparación en seguridad pública.

Sin policías certificados.

Sin controles de confianza reales.

Y con un incentivo perverso.

Viven en la misma comunidad donde operan los grupos criminales.

Tienen familia.

Tienen hijos.

No van a exponerse.

Y muchos terminan negociando.

No por ideología.

Por miedo.

La tormenta perfecta: educación abandonada y cultura de violencia

Desde hace más de tres décadas, los gobiernos neoliberales dejaron de invertir en educación pública.

Privilegiaron lo privado.

Frenaron la expansión de escuelas.

Y abandonaron a millones de jóvenes.

El ejemplo de León, Guanajuato, es brutal.

Dos millones y medio de habitantes.

Y una sola preparatoria pública hasta 2024.

Mientras Querétaro, con poco más de un millón de habitantes, contaba con más de 20.

Eso no es casualidad.

Eso es política pública.

De la exclusión al reclutamiento criminal

A los jóvenes se les llamó “ninis”.

Ni estudian.

Ni trabajan.

Pero nadie se preguntó quién les quitó la oportunidad de estudiar.

O de acceder a un empleo digno.

Al mismo tiempo, llegaron las narcoseries.

Netflix.

Los videos piratas en colonias populares.

La glorificación del sicario.

El mensaje fue claro.

La violencia daba identidad.

Daba respeto.

Daba dinero.

Así pasamos de jóvenes excluidos a sicarios temidos.

Y muchas familias lo toleraron.

Porque el dinero llegaba a casa.

Atención a las causas: la parte que incomoda

Por eso los programas sociales no son regalos.

Son contención.

Las becas mantienen a los jóvenes en la escuela.

Jóvenes Construyendo el Futuro ofrece una opción distinta a la muerte.

Es elegir vida.

No balas.

No fosas.

No estadísticas.

Implicaciones rumbo a 2027: una propuesta incómoda

La discusión debe ir más allá.

Las policías municipales, como hoy existen, no funcionan.

Son vulnerables.

Son locales.

Son presionables.

México necesita policías estatales únicas.

Certificadas.

Rotativas.

Con carrera policial nacional.

Que su antigüedad valga en cualquier estado.

Como el Ejército.

Como la Marina.

Como la Guardia Nacional.

Suena radical.

Pero más radical es seguir contando muertos.

Conclusión: seguridad es futuro, no discurso

La presidenta Claudia Sheinbaum Pardo ha dicho algo clave.

La seguridad no se construye solo con fuerza.

Se construye con oportunidades.

Con educación.

Con dignidad.

Si no rompemos la raíz cultural y estructural del problema, ninguna ley será suficiente.

México no necesita más miedo.

Necesita Estado.

Necesita futuro.

Y necesita decir estas verdades aunque incomoden.

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